El comercio electrónico español

El comercio electrónico español encara el 2023 con un buen colchón de cifras y tomando nota de los siguientes desafíos

La consolidación es absoluta. Si la pandemia sirvió para generar nuevas formas de consumo a través de internet, el paso de los años ha demostrado que al comercio electrónico, con la utilidad y comodidad que proporciona, todavía le queda cuerda para rato. Sin ir más lejos, el sector fue capaz de producir en España cifras de récord durante el curso pasado. Según el estudio publicado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el segundo trimestre finalizó con unos ingresos de 18.190 millones de euros, aportando con ello una subida interanual del 33%.

En la misma dirección se mueve el último European Ecommerce Report, en el que se recoge un 2022 en España marcado por un aumento del 17% en ventas online y por un volumen de facturación de aproximadamente los 65.000 millones de euros. Este buen estado de forma es el que ha provocado que el comercio electrónico haya ido consolidándose como una de las piezas habituales del Producto Interior Bruto español, pasando en tan sólo cuatro años de representar el 2,6 al 4,6%.

La previsión de cara a 2023 también deja un escenario de optimismo. Al menos así se describe desde Webloyalty, la compañía de marketing digital, cuyas estimaciones apuntan a una escalada del 20% en lo que a ventas digitales brutas se refiere. En consecuencia, el número de pedidos online también crecería en torno al 10%. Con estas coordenadas de por medio, es evidente que la exigencia es cada vez mayor para los negocios que operan en la red. Los retos para este año se antojan, una vez más, desafiantes. A continuación, algunos de ellos.

La importancia del stock

Con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania todavía en plena efervescencia, las consecuencias económicas continúan desencadenándose en todo el mundo. La inflación sigue siendo el ejemplo más ilustrativo de ello, que ha derivado en una presión de costes real sobre la energía y los productos de todo tipo. 

Esta subida generalizada de los precios lleva aparejado para los ecommerces el riesgo de quedar desabastecidos, por lo que resulta aconsejable llevar a cabo un buen aprovisionamiento para que no haya roturas de stock. Por el momento, el Banco de España prevé una tasa media de inflación de en torno al 4,9% en territorio nacional durante 2023.

Modificaciones en las políticas de envíos y devoluciones

Muchos negocios online llevan años asumiendo los costes de los envíos y las devoluciones, sobre todo para captar y fidelizar clientes. Puede ser una opción interesante en situaciones concretas, pero con el paso del tiempo muchas tiendas se han visto obligadas a suspender este servicio, teniendo en cuenta que puede generar pérdidas a largo plazo. Un dato: según la consultora KPMG, tres de cada diez prendas de ropa que se compran por Internet acaban devolviéndose.

Las empresas deben replantearse estas políticas. De ahí que muchas ya opten por ofrecer sólo esta logística a partir de ciertas cantidades de gasto. En cualquier caso, deben ser muy cautas en este sentido, ya que los procesos engorrosos de devolución suelen decepcionar a la clientela, que ante una insatisfacción de este calibre no repetirían la experiencia de comprar en la misma tienda.

La seguridad en los pagos

Otro de los aspectos fundamentales que los comercios electrónicos no deben pasar por alto en su lucha por ser competitivos es el que guarda relación con los métodos de pago. En un entorno en el que todos los negocios asumen como natural el hecho de tener un amplio repertorio de formas de pago con las que adaptarse a las necesidades de los compradores, la clave reside en buscar un elemento diferenciador. Un buen camino para llegar a él es invertir en un software que sea capaz de proteger al máximo los números de cuenta y las claves privadas de la clientela.

Al respecto, los ecommerces están siguiendo el modelo de ciberseguridad que utilizan las grandes referencias en este campo, como son las entidades bancarias y las plataformas de juegos de azar. Los bancos de nueva generación se han especializado en cifrar todo el contenido sensible que sus clientes depositan en la web y que luego viaja hasta el servidor, eludiendo así la amenaza de los hackers. La herramienta más efectiva para ello es el conocido como certificado TLS (Transport layer security), que ya empieza a ser frecuente en la mayoría de las tiendas digitales.

Por su parte, los operadores de juego son verdaderos expertos en evitar delitos de suplantación de perfiles dentro de sus entornos. No en vano, los mejores métodos de pago casino son aquellos que incorporan protocolos de verificación de identidad para asegurarse de que el jugador que va a realizar un desembolso o recibir un premio es realmente quien dice ser. De ello se ocupa el denominado sistema KYC (Know your customer), un recurso informático que utilizan las salas de juego para solicitar al usuario de forma telemática toda la documentación que sea necesaria para identificarlo.

Presencia en marketplaces

A tenor del auge que están experimentando los marketplaces, formar parte de ellos es a día de hoy una excelente política de expansión para los ecommerces. El Estudio Marketplaces 2022 realizado por la consultora Tandem Up concluye que el 70% de estas plataformas funcionan como el motor de búsqueda de productos en el espacio digital. Además, la práctica totalidad de los consumidores online ha hecho algún tipo de adquisición en los marketplaces a lo largo del último año. De hecho, el 60% prefiere comprar ahí antes que en la propia página web del producto.

Los números en territorio patrio no son ajenos a esta tendencia, y es que tres de cada cuatro españoles compraron durante 2022 en canales de este tipo. Con un escenario así al borde de la consolidación, no resulta extraño que los negocios virtuales busquen su hueco en este mercado.

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