En la vida, no todo es trabajar. Hay que invertir en ocio y pocas cosas son más naturales que ver el tiempo pasar. Aquí nos encontramos con los célebres pasatiempos, valga la redundancia. Es decir, tareas o actividades que sirven para mantener la mente ocupada con puzles, acertijos, juegos matemáticos y un largo etcétera de opciones para todos los gustos. A la cabeza vienen rápidamente los crucigramas, las sopas de letras o los sudokus, pero los pasatiempos evolucionan de la mano del progreso y tenemos desde los más actuales, hasta algunos que datan del año 1.700 o 1.800 a. C. El buscar entretenimiento es algo intrínseco en el ser humano.
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— El Diario Vasco (@diariovasco) July 11, 2022
En los primeros casos, priman los pasatiempos digitales. Videojuegos, visionado de vídeos en portales como YouTube o Twitch, búsqueda de información o interacción en redes sociales como Twitter, Facebook o Instagram. Aunque también encontramos versiones ‘modernas’ del ocio existente. Los amantes de los casinos se encuentran con su versión online, donde aparecen juegos en primera persona como la ruleta, que da la posibilidad de vivir una experiencia mucho más real, pero desde el sofá de casa si así se desea. Así como con tragaperras y otros juegos alternativos que antaño solamente podían probarse en casinos físicos. Los citados crucigramas, sudokus o sopas de letras también tienen multitud de páginas web que ofrecen la alternativa al habitual libreto que tanto lápiz ha gastado a lo largo de los años.
Del Antiguo Egipto en adelante
Aunque, sin duda, los más sorprendentes son los más antiguos, por desconocimiento general principalmente. En París, en 2013, el Museo de Cluny, como informaba National Geographic, recopiló hasta 250 pasatiempos diferentes que se idearon en la antigüedad y la Edad Media. Mucha gente ha comenzado a practicar el ajedrez tras la aparición de ‘Gambito de Dama’ en Netflix, pero algunas investigaciones apuntan a su invención en Asia, en el siglo III a. C. Su popularidad se mantuvo intacta con el avance del tiempo y fue transversal, como demuestran la piezas de ajedrez que aparecen en el museo parisino de mitad del siglo XII. ¿La curiosidad? Fueron elaboradas en la Isla de Lewis, en Escandinavia, con dientes de morsa y ballena.
Un precioso dado de cristal del siglo I o II d. C era otra de los juegos expuestos, con sus caras claramente talladas y lejos de la imagen del habitual dado blanco que se utiliza para jugar a un sinfín de juegos de mesa actuales, como pueden ser el parchís, el monopoly… Más hay que echar la vista atrás, hasta el Antiguo Egipto, para encontrar el origen de Perros y Chacales. Véase el tablero expuesto y datado en el 1.800 o 1.700 a. C, procedente de Tebas. Las piezas y el tablero de este han llegado hasta nuestros días gracias a los arqueólogos, pero no sus reglas, de manera que las actuales han tenido que adaptarse. Poco tienen que ver estas obras de arte con una partida al FIFA 2022 o salir a hacer footing. Pero, por muchas diferencias que presenten, hay un nexo común entre ellos: son fuentes de entretenimiento. Además, de paso, son un buen ejemplo de evolución.